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Atrapadx



Es cierto que la revolución industrial fue un antes y un después para el ser humano. El avance tecnológico supuso una mejoría en la calidad de vida de algunxs de los habitantes de la tierra, digo algunxs porque no todxs tuvieron la suerte de beneficiarse de él. Nos facilitó la comunicación, nos proporcionó hogares más cómodos; iluminados, calientes y frescos. Nos permitió llegar a destinos lejanos en cuestión de horas, por tierra, por el aire y a través del mar. Nos facilitó nuestras tareas, consiguiendo a través de un botón lo que hasta entonces había supuesto horas y horas. Nos entretuvo y nos hizo soñar, compartir y descubrir nuevos mundos. Nos conectó y nos reconectó.

Nos conectó tanto de hecho, que últimamente he reflexionado

acerca de que quizá estamos demasiado conectadxs.


Lo que en un principio fue una evolución, está convirtiéndose quizá en involución.


Estamos perdiendo capacidades inherentes en las personas por vivir a través de una pantalla de manera constante. Valores como la empatía, la cual creemos conocer, están perdiéndose porque no estamos capacitadxs para entender las emociones de lxs demás sin mirarles a los ojos, y estamos perdiendo la costumbre de hacerlo. Nuestra memoria se está debilitando, porque ya no tenemos que hacer el esfuerzo de retener la información que nos llega del exterior, ya lo hace la tecnología por nosotrxs. Nuestra capacidad de concentración, la atención que ofrecemos a las cosas, está estresada, porque tenemos tantos estímulos a nuestro alrededor que resulta imposible centrarse en uno solo. Nuestra creatividad está completamente bloqueada, nos dedicamos a copiar ejemplos disponibles en el entorno porque nos sentimos rotundamente incapaces de construir algo por nuestra cuenta.

Y entonces perdemos la coherencia, perdemos el criterio y la capacidad de distinguir la realidad de la ficción, lo que tiene sentido de lo que no lo tiene, y copiamos juegos como "el del calamar", que fomentan los valores más oscuros del ser humano; la rivalidad, el egoísmo, la violencia, el miedo... A menudo pensamos que esas corrientes que se generan son inocentes y es cuestión de tiempo que desaparezcan, sin embargo, a veces se vuelven peligrosas.


Recordemos que la tecnología es una maravillosa herramienta que nos acompaña día a día, que nos facilita el desarrollo de algunas de las actividades que realizamos, nos mantiene conectadxs con lxs que están lejos, y nos permite vivir de manera más cómoda. Pero recordemos también que somos criaturas de la tierra, seres vivos que no entienden de programación, espontáneos, naturales, vulnerables. Seres sociales que necesitan mirarse, abrazarse, compartir de la mano. Personas que a través de su ejemplo inspiran a futuras generaciones porque aprendemos de lo que vemos, no de lo que nos cuentan.

Por todo ello, vivamos de manera responsable, seamos el ejemplo que quisiéramos haber tenido, fomentemos las actitudes de la sociedad que nos gustaría descubrir en el futuro. En la mía habría libertad, tolerancia y muchísimo amor.

¿Y en la tuya? ¿Eres consciente del uso que das a la tecnología?

 
 

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